martes, 4 de septiembre de 2012

22 de julio, desde Terradillos de los Templarios hasta El Burgo Ranero

Después de desayunar acompañados por Izaskun, Iñaki y David, partimos de Terradillos, en una de las etapas más largas del viaje. Por suerte, el camino es muy fácil para ir con silla de ruedas. Hasta Sahagún se puede caminar por el arcén de la carretera que está paralela al camino de peatones, y tan cerca que se puede saludar a la gente que pasa. Además apenas hay tráfico por esa zona, especialmente si pasáis a primera hora de la mañana. 
Al acercarse a Sahagún hay que tener cuidado porque si nos mantenemos demasiado en el arcén, sin quererlo, podemos entrar en una circunvalación. Desde aqui se ocurre decir dos pautas para evitar esta equivocación: en primer lugar, la via que tenemos que seguir es totalmente recta, y en ningún caso hace una curva hacia la izquierda que asciende hasta un puente y, por otro lado, dudar si de repente veis que el arcén se ensancha como el doble de lo que venía siendo hasta ese momento.
Sahagún es una población grande con muchos servicios. Merece la pena parar para descansar y recrearse la vista viendo su plaza mayor y monumentos, entre ellas las iglesias mudéjares de San Tirso y San Lorenzo. Una pena que la segunda lleve mucho tiempo en obras, y no se puede apreciar bien su encanto.
 
 

Tuvimos la suerte de coincidir con un mercado medieval, con música popular de fondo.

Al salir de Sahagún el camino de peatones y la carretera van paralelos. El camino es posible hacerlo, aunque bastante incómodo, y al estar la carretera tan cerca, con poco tráfico y con arcén, caí en la tentación de la facilidad.


Los primeros cuatro kilómetros después de Sahagun se nos hicieron muy cortos, ya que estuvimos charlando con una pareja de Valencia que aprovechaba los puentes y vacaciones para recorrer el Camino a tramos.Después nos encontramos con una bifurcación.  Tomamos la decisión junto a Izaskun e Iñaki, y más peregrinos conocidos de antes, que descansaban en una parada de autobús.

Si se va con silla de ruedas, lo mejor es dirigirse por el camino de la izquierda, pasando por El Burgo Ranero. El camino de la derecha pasa por una antigua calzada romana, así que para una silla de ruedas no me lo imagino muy practicable, aunque según lo que nos contó Antonia, la hospitalera de Terradillos, hay un paisaje bonito en primavera.

A partir de aqui, y hasta El Burgo Ranero, el camino es muy muy fácil vaya como se vaya, ya que hay dos caminos paralelos, uno de tierra y otro de asfalto, que es una antigua carretera por la que es raro que pase algún coche.

Por allí nos encontramos por primera vez con un monumento que recordaba la muerte de un peregrino en el camino.




El Burgo es un pueblo con pocos encantos, aparte de sus gentes y una charca en la que se pone el sol.

Allí nos alojamos en el Albergue Ébalo Tamau que, aunque está algo separado del Camino, es muy acogedor. Eufemio, es un hospitalero como hay pocos, que deja la puerta de su casa abierta cuando no está, dejando un cartel en el que pone "si quieres puedes pasar, ducharte y elegir una cama". Lástima que Eufemio nos contara, con cierta tristeza, que ha tenido alguna mala experiencia con peregrinos malintencionados y está pensando en cerrar.




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