domingo, 19 de agosto de 2012

21 de julio, desde Carrión de los Condes a Terradillos de los Templarios

Salimos de Carrión después de compartir en el desayuno los dulces que nos había regalado Inma, la prima de Xabi, con una peregrina francesa que, curiosamente llevaba un osito de peluche colgando de la mochila.

El siguiente pueblo después de Carrión, se encuentra a 17 km. Este tramo ha sido conocido por los peregrinos como peligroso por ausencia de fuentes, poblaciones y estímulos del paisaje. Solían advertir que este día había que salir bien provisto de agua. Para bien o mal, los tiempos cambian, y hoy día son varios los emprendedores que se han lanzado a poner chiringuitos en este tramo.



Para nosotros se nos hizo muy llevadero el tránsito por allí, ya que la mayoría del tiempo fuimos acompañados por peregrinos que nos íbamos encontrando. Como más llamativa, una pareja de Villaba que nos conocía del año pasado, y nos perdieron de vista después de mi accidente. Habían planeado hacer el camino en dos veranos consecutivos y nos encontramos los dos veranos con ellos. Nos recibieron con una exclamación "¡hombre, los de Vitoria!".


En cuanto a accesibilidad, la salida de Carrión es una carretera, por cuyo arcén deben andar todos los peregrinos, y más adelante la carretera se cambia por una pista de tierra con alguna piedra pequeña que no da ningún problema. Justo en la salida del pueblo hay una gasolinera con wc a piso llano, aunque de pequeño tamaño. Nos hartamos de ver girasoles a un lado y otro del camino, hasta que llegamos a Calzadilla de la Cueza, que nos da la bienvenida con un bar que es parada obligatoria para muchos.


Allí tuvimos que desmontar la handbike para poder entrar, subiendo la rampa empinada de la entrada del bar, pero con tanta gente que había en la entrada, Xabi no tuvo que empujar mi silla para entrar. Aprovechamos para utilizar el wc que, aunque es pequeño, no tiene escalones. Una vez fuera, bebimos unos refrescos mientras unos peregrinos italianos (entre ellos el joven Enio que habíamos conocido en Santo Domingo) nos cantaban canciones populares italianas.

En Calzadilla merece la pena visitar la iglesia de San Martín, con imagen de Santiago peregrino, si podéis subir los escalones que tiene en la entrada. Una voluntaria encargada de enseñar la iglesia lamentó la falta de accesibilidad, y nos contó que son varias veces las que ha pedido un mejora de la entrada, sin respuesta.

Una vez rehidratados, seguimos hacia delante. El resto del camino, hasta Terradillos, consiste en una pista de tierra con unas cuantas piedras que lo hacen algo incómodo para ir con silla y, aunque no es imposible ir por el camino de peatón, recomiendo ir por el arcén de la tranquila carretera que va paralela y a pocos metros de distancia, desde donde podréis saludar a los peregrinos que encontréis.

Al pasar por Lédigos, no quisimos entrar por ahorrar tiempo, y seguimos a unos peregrinos que veíamos a lo lejos. Poco después nos dimos cuenta de que aquellos peregrinos, que eran los navarros que habíamos conocido en Hornillos del Camino, se habían perdido, y por lo tanto, nosotros con ellos. Por si acaso, no olvidéis que al pasar por Lédigos, no se debe girar a la derecha, porque os encontraréis con una pista agrícola muy dura para la silla. Yo me di media vuelta hasta encontrar el camino bueno, siguiendo el arcén de la carretera.

En Terradillos pasamos la noche en el Albergue Los Templarios, que está antes de entrar en el pueblo. Es muy grande, y tiene la entrada accesible. A las personas con dificultad de movilidad los aloja en una habitación doble que tiene cerca de la entrada. El baño tiene la puerta muy estrecha para una silla y, aunque al lado de la habitación hay un wc con lavabo adaptados, la ducha no es accesible. Antonia, la hospitalera es muy amable, y además de darnos cariño nos aclaró todas las dudas que teníamos sobre la etapa siguiente. La tarde la pasamos de relax, hablando con otros peregrinos que pasaron la tarde allí.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario