sábado, 11 de agosto de 2012

16 de julio, desde Belorado hasta Agés.

La primera mitad de esta etapa es bastante sencilla. Entre Belorado y Tosantos, hay un camino de tierra prensada, totalmente accesible. Después hay varios tramos con piedras de diversos tamaños, y cuestas arriba y abajo, que con paciencia y alguna ayuda se pueden pasar con la silla. Al poco de salir de Belorado hay una gasolinera con baños sin ningún escalón, aunque son pequeños para entrar con la silla. 

La entrada a Espinosa del Camino tiene un tramo con baches muy grandes que recomiendo evitar accediendo al pueblo por la entrada de carretera que se encuentra unos metros más adelante de la entrada para peatones. Aqui hay un bar con terraza muy agradable para hacer un descanso, y que también tiene baños sin escaleras, pero pequeños para entrar con la silla.

Después hay dos opciones: salir de Espinosa y continuar por carretera hasta Villafranca Montes de Oca, tramo con un firme bueno para la silla de ruedas pero con abundante circulación, o salir de Espinosa por el camino de peatones, un sendero con cuesta y algunos baches que se pueden resolver caminando despacito y con buena letra. Nosotros cogimos la segunda opción, ya que cuanto menos tiempo al lado de los coches mejor para nosotros. Aunque, hagamos lo que hagamos, la entrada a Villafranca se hace bordeando el arcén de la N-120, y pasando un cartel que indica "TRAMO DE CONCENTRACIÓN DE ACCIDENTES".

En Villafranca Montes de Oca nos encontrábamos a mitad de etapa, y entonces comenzaba la parte dura, correspondiente al famoso Puerto de la Pedraja. Y es que para continuar hay dos opciones, y es difícil elegir la menos mala. Nosotros elegimos el camino de peatones, que continúa por la montaña, por un sendero que alterna piedra pequeña, mediana y grande, fija y suelta, unido a pendientes hacia arriba. Hacia la mitad, se encuentra la famosa "V", o "tobogán", que se ilustro en la fotografía de arriba, una cuesta pronunciada hacia abajo, que termina en un puente de algo más de un metro de ancho, y después una cuesta empinada hacia arriba con un pequeño descansillo en la mitad que nos permitirá recuperar el aliento. Para pasar esta V hace falta estar en buena condición física y psicológica, ya que el efecto óptico al mirar la cuesta arriba, mientras estamos empezando a bajar, es impactante. Después de la V, calculo que faltarían unos 6 km hasta San Juan de Ortega, mayormente en llano o con pequeñas cuestas, pero con bastantes piedras. Además, la reciente tala de los árboles frondosos que había al borde del camino, nos dejó sin protección del sol de mediodía.


Os comentaré la otra opción para salir de Villafranca. Consiste en bordear el arcén por el puerto de carretera hasta que se ve un merendero a la derecha, y un acceso a la izquierda. Continar por este acceso, que es un camino forestal con bastantes baches, que con paciencia y ayuda se pueden solventar. Al final de este camino forestal llegaréis al mismo camino del párrafo anterior, pero sin tener que pasar por la temible "V". He oído diversas opiniones sobre cuál de éstas opciones es mejor.

Realmente, si se va con cualquier vehículo de rueda, en principio parece mucho más fácil ir por la carretera, ya que el firme es mucho mejor por aqui, pese que al final tendremos que pasar por esa pista forestal que deja mucho que desear. Pero por este tramo de carretera hay muchísimo tráfico, tanto de coches como de camiones, y la carretera tiene varias curvas cerradas, y el arcén estrecho. Los vehículos suelen ver a los peregrinos, en su mayoría ciclistas, que van por los arcenes, y se apartan para mantener la mayor distancia posible, pero no podrán apartarse si en ese momento hay otro vehículo circulando en el carril de la dirección contraria. Como he dicho antes, son ciclistas los peregrinos que eligen esta opción, pero también son muchos los ciclistas que por precaución van por la senda de peatones. Además, el paisaje es precioso por los dos lados, pero mucho más por el camino peatonal.




Una vez en San Juan de Ortega, no dudéis en parar a ver su iglesia, que es accesible con la silla. Nosotros no entramos por esta vez, ya que se nos había hecho muy tarde y el sol "picaba". En este pueblo existe un albergue, que hoy día está en obras. Parece ser que uno de los objetivos de las obras es hacerlo accesible para peregrinos con silla de ruedas. Mientras las terminan, podéis pasar noche en una casa rural en el mismo pueblo o, como nosotros, continuar hasta Agés.

Para ir a Agés también hay que elegir. Por el camino de peatones son 4 km por un sendero con bastantes baches y piedras que se pueden hacer despacito y con algo de ayuda. También se puede ir por una carreterilla que va hasta Santovenia de Oca, y desde allí coger una desviación hasta Agés, en total 5 km de carretera sin arcén pero que pasa un coche cada diez minutos. Xabi quiso ir por lo peatonal, porque el asfalto castiga las plantas de los pies, yo me fuí por la carretera porque bastante había tenido con La Pedraja, eso si, me perdí el paisaje del camino peatonal que atraviesa un bosquecillo bastante mono.

Una vez allí, fué bonito el encuentro con Pedro, el hospitalero del albergue municipal, y su familia, quienes nos recordaban del verano anterior. El albergue es totalmente accesible, tiene baño adaptado junto a la habitación común, y aunque normamente se duerme en literas, a petición dispone de dos camas plegables. Los menús son baratos, abundantes y sabrosos, y el trato amable y cercano.

La arquitectura de las casas de Agés es muy vistosa, típica castellana.

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