lunes, 13 de agosto de 2012

18 de julio, desde Burgos a Hontanas

Recuerdo esa etapa como muy dura por la temperatura que hizo ese día. Nos tocó el máximo de una de las olas de calor que abundan este verano, en una de las etapas más largas de nuestro viaje (31 km, según las guías). Por si acaso nos levantamos a las 5'30, media hora antes que de costumbre, pero perdimos un poco de tiempo al prepararnos, porque en lugar de dejar la mochila en el albergue para que la recogiese la empresa que hacía el transporte, teníamos que llevarla a un hotel para que hiciesen allí la recogida.

Por si esto fuera poco, nos perdimos dos veces en la salida de la ciudad, que ya de por si es bastante larga.

El paisaje es bastante árido, al menos en la época en que pasamos nosotros. En cuanto a la accesibilidad, hasta Hornillos del Camino, se alternan caminos de asfalto, tierra, piedra pequeña y grande. Todo el camino es bastante practicable, aunque algunos tramos de piedra grande obligan de reducir la velocidad.

Esta practicabilidad tiene una excepción que bien merece unas líneas. A mitad de camino, entre Rabé de las Calzadas y Hornillos del Camino hay una cuesta muy empinada, pedregosa, con una curva hacia la derecha y, por si fuera poco, con surcos fruto de la erosión irregular del terreno. Con razón la llaman la Cuesta Matamulas. Para mi fue un conjunto de dificultades que no pude superar, por lo que tuvimos que pedir ayuda a los pocos peregrinos que pasaban a esas horas. Un asiático que apenas hablaba ingles o español ayudó a Xabi a bajar primero la handbike, y después Cristian, un austriaco fornido, me bajó en brazos la cuesta. Pensamos que Cristian es uno de esos "ángeles del camino", que aparecen cuando más los necesitas. Más adelante nos encontramos con él en situaciones más cómodas.

Esta cuesta, si no es imposible, es muy difícil para bajar con la silla. Para mi supone una "espinita" que se me ha quedado, algo que tal vez con más entrenamiento si se pueda superar. Además, consultando el mapa de carreteras, para evitar esa cuesta, de unos 30 metros de longitud, hay que dar un rodeo enorme: desde Tardajos habría que ir por el arcén de la N-120 hasta Hornillos. Por el camino la distancia entre estas dos poblaciones es de 9,6 km, y por la carretera 16,7 km. No sé si será posible hacer un rodeo menor, mas ajustado para evitar la cuesta horrorosa, por caminos poco conocidos que hay entre los cultivos, para conocerlo mejor habría que consultar con la gente de Rabé de las Calzadas, y confiar en su buena vista y memoria, o hacer un viaje específico para conocer el terreno.

Entre un incidente y otro, para cuando llegamos a Hornillos eran las 13'00 y hacía un calor que se caían las moscas. Nada mas llegar nos encontramos con un grupo de peregrinos bebiendo Acuarius, entre ellos a Iñaki e Izaskun. Las palabras sencillas de ánimo de Izaskun me sentaron como una caricia en medio de tanto percance. Pensamos que con el calor que hacía no tendríamos garantía de caminar los 10 km que nos quedaban hasta Hontanas sin consecuencias para nuestra salud, así que llamamos por teléfono a un taxi que trabaja por la zona y que nos llevase hasta el albergue de Hontanas donde habíamos reservado el día anterior, el Albergue Santa Brígida.


El hospitalero, que no estaba, había apalabrado con nosotros en que nos dejaría dormir en la cocina de su casa, donde iba a colocar unos colchones. Pero Liliana, la persona que se quedó al cargo del albergue, pensó que estaríamos más cómodos en el edificio de la antigua escuela, que prepara el Albergue Municipal cuando hay falta de sitio. Como nos pareció bien la alternativa, nos quedamos allí. Es una casa en planta baja, pero en la entrada hay un escalón grande, y para entrar en las duchas también hay un escalón. Las medidas de las duchas y los wc no permiten entrar con la silla. A pesar de las dificultades de accesibilidad, nos pareció una opción buena, ya que no hemos encontrado un albergue accesible por la zona. 

Por la tarde vimos llegar a un grupo de personas que finalizaron la etapa sobre las 17'00. Entre ellos Cristian, y también Enio y más personas que se han convertido en grandes amigos del camino.

Liliana fue amable con nosotros, permitiéndonos utilizar los servicios de su albergue, aunque no estuviéramos durmiendo en otro.

Apenas pudimos visitar Hontanas ni Castrojeriz, un pueblo cercano y con muchos monumentos para visitar por dentro, porque estuvimos atareados intentando arreglar una de las ruedas pequeñas de mi silla que se había pinchado. Tras hacer un apaño, gracias Jose, un  amable vecino, tuve que llamar a casa para que me enviasen por mensajero una rueda de repuesto para cambiarla lo antes posible.

Eso si, pudimos conocer a la nueva mascota de Jose, esta perrita de 22 dias de edad, que todavía comía con biberón.


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