domingo, 19 de agosto de 2012

21 de julio, desde Carrión de los Condes a Terradillos de los Templarios

Salimos de Carrión después de compartir en el desayuno los dulces que nos había regalado Inma, la prima de Xabi, con una peregrina francesa que, curiosamente llevaba un osito de peluche colgando de la mochila.

El siguiente pueblo después de Carrión, se encuentra a 17 km. Este tramo ha sido conocido por los peregrinos como peligroso por ausencia de fuentes, poblaciones y estímulos del paisaje. Solían advertir que este día había que salir bien provisto de agua. Para bien o mal, los tiempos cambian, y hoy día son varios los emprendedores que se han lanzado a poner chiringuitos en este tramo.



Para nosotros se nos hizo muy llevadero el tránsito por allí, ya que la mayoría del tiempo fuimos acompañados por peregrinos que nos íbamos encontrando. Como más llamativa, una pareja de Villaba que nos conocía del año pasado, y nos perdieron de vista después de mi accidente. Habían planeado hacer el camino en dos veranos consecutivos y nos encontramos los dos veranos con ellos. Nos recibieron con una exclamación "¡hombre, los de Vitoria!".


En cuanto a accesibilidad, la salida de Carrión es una carretera, por cuyo arcén deben andar todos los peregrinos, y más adelante la carretera se cambia por una pista de tierra con alguna piedra pequeña que no da ningún problema. Justo en la salida del pueblo hay una gasolinera con wc a piso llano, aunque de pequeño tamaño. Nos hartamos de ver girasoles a un lado y otro del camino, hasta que llegamos a Calzadilla de la Cueza, que nos da la bienvenida con un bar que es parada obligatoria para muchos.


Allí tuvimos que desmontar la handbike para poder entrar, subiendo la rampa empinada de la entrada del bar, pero con tanta gente que había en la entrada, Xabi no tuvo que empujar mi silla para entrar. Aprovechamos para utilizar el wc que, aunque es pequeño, no tiene escalones. Una vez fuera, bebimos unos refrescos mientras unos peregrinos italianos (entre ellos el joven Enio que habíamos conocido en Santo Domingo) nos cantaban canciones populares italianas.

En Calzadilla merece la pena visitar la iglesia de San Martín, con imagen de Santiago peregrino, si podéis subir los escalones que tiene en la entrada. Una voluntaria encargada de enseñar la iglesia lamentó la falta de accesibilidad, y nos contó que son varias veces las que ha pedido un mejora de la entrada, sin respuesta.

Una vez rehidratados, seguimos hacia delante. El resto del camino, hasta Terradillos, consiste en una pista de tierra con unas cuantas piedras que lo hacen algo incómodo para ir con silla y, aunque no es imposible ir por el camino de peatón, recomiendo ir por el arcén de la tranquila carretera que va paralela y a pocos metros de distancia, desde donde podréis saludar a los peregrinos que encontréis.

Al pasar por Lédigos, no quisimos entrar por ahorrar tiempo, y seguimos a unos peregrinos que veíamos a lo lejos. Poco después nos dimos cuenta de que aquellos peregrinos, que eran los navarros que habíamos conocido en Hornillos del Camino, se habían perdido, y por lo tanto, nosotros con ellos. Por si acaso, no olvidéis que al pasar por Lédigos, no se debe girar a la derecha, porque os encontraréis con una pista agrícola muy dura para la silla. Yo me di media vuelta hasta encontrar el camino bueno, siguiendo el arcén de la carretera.

En Terradillos pasamos la noche en el Albergue Los Templarios, que está antes de entrar en el pueblo. Es muy grande, y tiene la entrada accesible. A las personas con dificultad de movilidad los aloja en una habitación doble que tiene cerca de la entrada. El baño tiene la puerta muy estrecha para una silla y, aunque al lado de la habitación hay un wc con lavabo adaptados, la ducha no es accesible. Antonia, la hospitalera es muy amable, y además de darnos cariño nos aclaró todas las dudas que teníamos sobre la etapa siguiente. La tarde la pasamos de relax, hablando con otros peregrinos que pasaron la tarde allí.

 

 

sábado, 18 de agosto de 2012

20 de julio, desde Boadilla del Camino hasta Carrión de los Condes

Nos despedimos de Eduardo, quien nos acompañó hasta la salida de Boadilla. Hasta Frómista el camino es paralelo al Canal de Castilla, un poco pedregoso, y con silla de ruedas necesité ayuda en algunos momentos, pero sin problemas mayores. Poco antes de entrar en Frómista nos encontramos con unas escaleras que hay que bajar, pero se pueden evitar haciendo un rodeo por una rampa, que no tardamos en encontrar. Este tramo fué amenizado por un veterano de camino, que nos contó diversas batallas de sus experiencias.




Frómista es una población monumental, en proporción a su tamaño. Pudimos ver el interior de la iglesia de San Martín y la de San Pedro, ya que a partir de las 10 de la mañana se encuentran personas voluntarias para enseñar las iglesias con mucho gusto y, en caso de necesidad, colocan rampas de madera en la entrada para facilitar el acceso con silla de ruedas. En este pueblo, encontramos un bar con baño que, aunque de pequeño tamaño, a piso llano. Nos tomamos un café con otros peregrinos, y decidimos que merecía la pena esperar a las 10 para ver las iglesias por dentro.



Saliendo de Frómista, y hasta Población de Campos, el camino es un carril bici, primero de hormigón y luego de tierra batida. Después hay dos variantes del camino: la primera va siguiendo recto se va directamente a Revenga, y después a Villarmentero de Campos, por un camino similar al que estábamos pisando. Si por alguna razón este camino se nos hace incómodo, de vez en cuando nos encontraremos unos pasillos que nos permitirán salir a una carretera local que va totalmente en paralelo al camino de peatones. La distancia entre la carretera y el camino es tan corta que podremos mantener conversación con los peregrinos que nos encontremos.




La segunda variante se dirige hacia la derecha, y hace un rodeo por Villovieco. Esta variante es un camino más descuidado, aunque totalmente llano tiene bastantes piedras, e incluso algún charco, que lo hacen un camino incómodo, pero es posible pasar con la silla. De hecho es el que nosotros elegimos. En Villovieco se puede visitar la iglesia de Santa María por dentro. Tienen rampa para llegar hasta la puerta, pero no para salvar el escalón de la entrada.
Para dirigirse a Villarmentero, aconsejo tomar la carretera que lleva a Revenga de Campos, en lugar de seguir por el camino que lleva directamente a Villarmentero, ya que este camino está bastante descuidado y estropeado por el paso con máquinas agrícolas. En Revenga podremos continuar por un camino de peatones, esta vez bastante pedregoso, unido por numerosos pasillos a una carretera parelela de escasa circulación.

Continuando por este camino durante unos 10 km, llegaremos a Carrión de los Condes. Antes de llegar allí, paramos en Villalcazar de Sirga, donde un hospitalero voluntario nos invitó a un vaso de agua y amena conversación, lástima que ese albergue tenga demasiadas escaleras para llegar a las habitaciones. Intentamos entrar a ver la iglesia de Santa María, pero el encargado de enseñarla estaba con ganas de marcharse a comer y se negó a colocar la rampa de madera que tienen preparada para salvar el escalón de la puerta lateral. Espero que cuando paseís por allí tengáis más suerte que yo. La iglesia es bella por dentro y por fuera, pero en protesta por no haber podido entrar, esta vez, no voy a poner ninguna fotografía.

El último tramo de la etapa lo tuvimos que hacer a toda prisa por el siguiente incidente: Conocíamos, por comunicación via email con las monjas, que el albergue de Santa Clara de Carrión de los Condes era el más practicable para silla de ruedas que ofrece Carrón, aunque con algunas dificultades, y también que en ese albergue no se admiten reservas. Para evitar quedarnos sin plaza (y tener que buscar alojamiento en otro pueblo), el día anterior Xabi llamó al albergue para pedir el favor de reservarnos dos camas, teniendo en cuenta nuestra condición. Sor Micaela, que le atendió, nos hizo el favor. Pero a los cinco minutos, me llamó por teléfono un señor que trabajaba como asalariado en el albergue, diciéndome que no era cierto que el albergue fuera accesible para la silla de ruedas, que tenía un escalón muy grande y un pasillo muy estrecho, y que no iba a poder pasar. Pensamos que esta llamada era una disuasión, para evitar hacer excepciones reservando camas, por eso contestamos que aunque el acceso era difícil nos las arreglaríamos. Al día siguiente, cuando nos quedaban 6 km, eran las 13'30, nos volvió a llamar para preguntarnos si íbamos a ir o no, porque había gente preguntando si quedaban camas libres. Contestamos que si, y nos dimos toda la prisa que podimos, causándole a Xabi una leve tendinitis en un gemelo. Para colmo, cuando llegamos tuvimos que esperar en la puerta durante más de 15 minutos, leyendo un cartel que decía ¨"Vuelvo en 5 minutos".

Me hubiera gustado encontrar a Sor Micaela para agredecer su amabilidad, pero no fué posible, ya que no vi a nadie para preguntar por ella.


El albergue es practicable, pero tiene un escalón grande en el patio de entrada, y los baños y habitaciones son pequeños para moverse con ellos en silla, hay que ponerse de pie para entrar en ellos. No tuve ningún problema con la anchura del pasillo.

En Carrión también está el convento de las Filipenses, que dispone de habitaciones para gente que va a hacer ejercicios espirituales, algunas de ellas son accesibles con baño adaptado para sillas. Dan cena y desayuno con mucha amabilidad. Pero no es un albergue de peregrinos, por lo que es difícil encontrar a gente que está haciendo el Camino. Además, el precio es algo más elevado que los albergues.

Esta población es un buen lugar para pasar noche, porque la siguiente población está a 17 km, y también por el gran número de monumentos que tiene para ver. Entre ellos, el monasterio de San Zoilo. Esta vez no pudimos entretenernos apenas mirando arte, porque estuvimos cambiando la rueda que se me había pinchado en Hontanas, y disfrutando de una visita familiar.




martes, 14 de agosto de 2012

19 de julio, de Hontanas a Boadilla del Camino


Aquel día volvimos a levantarnos media hora antes, ya que la predicción decía que ibamos a tener un poquito menos de calor. 
Nada mas salir de Hontanas, el camino de peatones se pone difícil por la cantidad de piedras y los surcos del suelo, así que para ir con silla de ruedas aconsejo ir por la carretera BU-4013 que lleva a Castrojeriz, y que está ilustrada en la foto de arriba. El camino de peatones acaba uniéndose con esta carretera, por la que todos los peatones deben continuar hasta entrar en Castrojeriz. Esta carretera es muy local, y apenas pasan coches por ella. Además, el paisaje que se observa pasando por ella es casi tan vistoso como el que aprecian los que elijen el camino de tierra.

Antes de llegar a Castrojeriz, nos encontramos con las Ruinas de San Antón, de un antiguo convento y hospital de peregrinos, y después paramos un poco en el pueblo para ver sus obras de arte, aunque nos quedamos con pena de verlo con un poco más tranquilidad. 



Después de Castrojeriz, siguiendo por el camino se encuentra el Alto de Mostelares que consiste en una cuesta larga hacia arriba de hasta el 12% de inclinación y una cuesta menos larga hacia abajo de hasta el 18% de inclinación, continuando con varios metros en los que predomina el llano. Hasta hace poco, todo el firme de este tramo era muy pedregoso y, aunque actualmente se han hecho mejoras en las cuestas sustituyendo las piedras por un suelo de hormigón, no han cambiado el suelo de la zona más llana, por lo que la solución es insuficiente para los peregrinos con silla de ruedas. 

Tras varias consultas y meditaciones, decidí utilizar el camino alternativo que por suerte existe: saliendo de Castrojeriz hay que caminar por el arcén de la carretera hacia Castrillo de Matajudíos y una vez allí continuar hasta Itero de la Vega. Las carreteras que unen estos pueblos son locales y apenas tienen tráfico. Por el camino original la distancia entre Castrojeriz e Itero de la Vega es de 6,6 km, y desviándose por Castrillo 10,9. Aunque la distancia es mucho mayor, creo que merece la pena ir por el desvío. Es importante el detalle de que por el desvío todo el tiempo iremos en llano o con pendientes suaves, porque lo que haremos será literalmente rodear el Alto de Mostelares. El paisaje junto a la carretera es soso soso, al menos en la época que pasé por allí, perdí la cuenta de campos de girasoles y de cereal que ya habían recogido, pero según Xabi, desde arriba del Alto el paisaje es el mismo desde arriba.


Antes de entrar en Itero de la Vega, pasé por un puente sobre el Pisuerga, que es la frontera con la provincia de Palencia.
En el bar de Itero de la Vega paramos para reponer fuerzas y utilizar el wc, que no está adaptado pero si en planta baja, y el dueño nos invitó a las bebidas.

A partir de aqui pudimos continuar los dos juntos por el camino de peatones, que la mayoría del tiempo era una pista de arena, fácil para la silla y, sobretodo llegando a Boadilla, una pista de piedras que pudimos superar, gracias al trabajo en equipo, sin problemas.

En este último tramo disfrutamos de la compañia de una peregrina, que había decidido hacer el Camino de Santiago, improvisando bastante las etapas. Nos sorprendió las etapas que pretendía hacer aquel día y al siguiente, guiándose sólamente por las obras de arte que había para ver en las metas elegidas. Intentamos convencerla de que dosificara más las fuerzas, pero creo que no sirvió de mucho, ya que lo tenía bastante decidido... yo la llamé "un alma libre". Nos despedimos de ella al llegar a Boadilla, porque ella quería continuar hasta Frómista.




En Boadilla del Camino nos alojamos en el Albergue En el Camino, donde Eduardo nos acogió con su buén ánimo. Como sugiere la foto, es un albergue muy agradable, especialmente los días de calor, porque tiene un patio con piscina, para darse un remojón. No está adaptado, aunque todo está en planta baja, hay dos escalones para entrar en la habitación, pero el buen ambiente y la comida casera son una compensación a tener en cuenta. Allí conocimos a este mimoso hospitalero.


lunes, 13 de agosto de 2012

18 de julio, desde Burgos a Hontanas

Recuerdo esa etapa como muy dura por la temperatura que hizo ese día. Nos tocó el máximo de una de las olas de calor que abundan este verano, en una de las etapas más largas de nuestro viaje (31 km, según las guías). Por si acaso nos levantamos a las 5'30, media hora antes que de costumbre, pero perdimos un poco de tiempo al prepararnos, porque en lugar de dejar la mochila en el albergue para que la recogiese la empresa que hacía el transporte, teníamos que llevarla a un hotel para que hiciesen allí la recogida.

Por si esto fuera poco, nos perdimos dos veces en la salida de la ciudad, que ya de por si es bastante larga.

El paisaje es bastante árido, al menos en la época en que pasamos nosotros. En cuanto a la accesibilidad, hasta Hornillos del Camino, se alternan caminos de asfalto, tierra, piedra pequeña y grande. Todo el camino es bastante practicable, aunque algunos tramos de piedra grande obligan de reducir la velocidad.

Esta practicabilidad tiene una excepción que bien merece unas líneas. A mitad de camino, entre Rabé de las Calzadas y Hornillos del Camino hay una cuesta muy empinada, pedregosa, con una curva hacia la derecha y, por si fuera poco, con surcos fruto de la erosión irregular del terreno. Con razón la llaman la Cuesta Matamulas. Para mi fue un conjunto de dificultades que no pude superar, por lo que tuvimos que pedir ayuda a los pocos peregrinos que pasaban a esas horas. Un asiático que apenas hablaba ingles o español ayudó a Xabi a bajar primero la handbike, y después Cristian, un austriaco fornido, me bajó en brazos la cuesta. Pensamos que Cristian es uno de esos "ángeles del camino", que aparecen cuando más los necesitas. Más adelante nos encontramos con él en situaciones más cómodas.

Esta cuesta, si no es imposible, es muy difícil para bajar con la silla. Para mi supone una "espinita" que se me ha quedado, algo que tal vez con más entrenamiento si se pueda superar. Además, consultando el mapa de carreteras, para evitar esa cuesta, de unos 30 metros de longitud, hay que dar un rodeo enorme: desde Tardajos habría que ir por el arcén de la N-120 hasta Hornillos. Por el camino la distancia entre estas dos poblaciones es de 9,6 km, y por la carretera 16,7 km. No sé si será posible hacer un rodeo menor, mas ajustado para evitar la cuesta horrorosa, por caminos poco conocidos que hay entre los cultivos, para conocerlo mejor habría que consultar con la gente de Rabé de las Calzadas, y confiar en su buena vista y memoria, o hacer un viaje específico para conocer el terreno.

Entre un incidente y otro, para cuando llegamos a Hornillos eran las 13'00 y hacía un calor que se caían las moscas. Nada mas llegar nos encontramos con un grupo de peregrinos bebiendo Acuarius, entre ellos a Iñaki e Izaskun. Las palabras sencillas de ánimo de Izaskun me sentaron como una caricia en medio de tanto percance. Pensamos que con el calor que hacía no tendríamos garantía de caminar los 10 km que nos quedaban hasta Hontanas sin consecuencias para nuestra salud, así que llamamos por teléfono a un taxi que trabaja por la zona y que nos llevase hasta el albergue de Hontanas donde habíamos reservado el día anterior, el Albergue Santa Brígida.


El hospitalero, que no estaba, había apalabrado con nosotros en que nos dejaría dormir en la cocina de su casa, donde iba a colocar unos colchones. Pero Liliana, la persona que se quedó al cargo del albergue, pensó que estaríamos más cómodos en el edificio de la antigua escuela, que prepara el Albergue Municipal cuando hay falta de sitio. Como nos pareció bien la alternativa, nos quedamos allí. Es una casa en planta baja, pero en la entrada hay un escalón grande, y para entrar en las duchas también hay un escalón. Las medidas de las duchas y los wc no permiten entrar con la silla. A pesar de las dificultades de accesibilidad, nos pareció una opción buena, ya que no hemos encontrado un albergue accesible por la zona. 

Por la tarde vimos llegar a un grupo de personas que finalizaron la etapa sobre las 17'00. Entre ellos Cristian, y también Enio y más personas que se han convertido en grandes amigos del camino.

Liliana fue amable con nosotros, permitiéndonos utilizar los servicios de su albergue, aunque no estuviéramos durmiendo en otro.

Apenas pudimos visitar Hontanas ni Castrojeriz, un pueblo cercano y con muchos monumentos para visitar por dentro, porque estuvimos atareados intentando arreglar una de las ruedas pequeñas de mi silla que se había pinchado. Tras hacer un apaño, gracias Jose, un  amable vecino, tuve que llamar a casa para que me enviasen por mensajero una rueda de repuesto para cambiarla lo antes posible.

Eso si, pudimos conocer a la nueva mascota de Jose, esta perrita de 22 dias de edad, que todavía comía con biberón.


domingo, 12 de agosto de 2012

17 de julio, desde Agés hasta Burgos

Para llegar a Burgos hoy día existen dos variantes del Camino. La más auténtica, y parece ser que con paisaje más bonito es la que pasa por el Puerto de Atapuerca. Esta no la conozco, ya que tanto Txema como el foro de bicigrinos nos desaconsejaron pasar por allí con la silla. Una vez en Burgos, los peregrinos que pasaron por allí nos contaron que fué una etapa dura.

Siguiendo las recomendaciones de mi predecesor, preferimos la variante que bordea la N-120, aunque un poco desagradable por el paso continuo de vehículos, tiene mejor firme. Desde Agés hay que volver a Santovenia de Oca, por la carreterilla que apenas tiene tráfico (sobretodo en la hora en que se inicia una etapa), luego seguir la señal que indica a Burgos que nos conduce al empalme con la N-120. Junto a esta carretera general hay un sendero estrecho, que al principio tiene muchos obstáculos, algunos insalvables (alcantarilla sin tapa), así que, con silla de ruedas no hay mucho más remedio que ir por el arcén de la carretera hasta Ibeas de Juarros.


Ir por el arcén de esta carretera es más desagradable que peligroso, lo cual no debemos de subestimar. Por ello recomiendo ir por el arcén derecho, que en este caso es más ancho (el arcén izquierdo se va estrechando cada vez mas, llegando a tener el ancho justo de mi silla de ruedas), llevar un chaleco reflectante extendido en el respaldo de la silla y circular a la mayor velocidad posible sin perder el control de la silla (cuanto menos tiempo al lado de los vehículos pesados mejor). En este tramo de la carretera, el arcén derecho es bastante ancho para circular cómodo, y los conductores ven a los peatones que van por los arcenes, apartándose para no molestarles, pero es muy desagradable sentir la corriente de aire que arrojan los camiones, que en algunas ocasiones hace sentir peligro de vuelco de la silla.

Ibeas de Juarros es de los pueblos típicos construidos a lo largo de una carretera general. Podremos desplazarnos por la acera de la derecha (que tiene rebajes y todo!). Por este lado, y casi al final del pueblo hay un bar con la entrada accesible, y un baño sin adaptar pero a piso llano, donde podemos hacer un descanso.

A partir de aqui, podemos continuar por la acera que hay a la salida del pueblo, y luego continuar por el sendero que nos aleja de Ibeas, aunque con piedras es bastante practicable con la silla y nos permite evitar el odioso arcén de la N-120.

Siguiendo este sendero tooooodo recto, podremos entrar en Burgos atravesando un polígono industrial que es una tortura psicológica para cualquier peregrino, pero también es una tortura física para los que vamos con silla, ya que nos encontraremos con numerosos bordillos altos y sin rebaje.

La clave para evitar la entrada por el polígono industrial está en Castañares. Allí hay que hacer un desvío a la izquierda, que conduce a un parque junto al río Arlanzón. Este desvío no está bien indicado, por lo que hay que preguntar a la gente del pueblo, que amablemente da las instrucciones de cómo hacer. Además, este desvío es accesible para sillas de ruedas. Si de repente os encontrais con un gran obstáculo en este camino, preguntad a alguien, porque seguro que os habéis confundido.




La entrada en Burgos se hace larga. Nosotros la amenizamos hablando con peregrinos que nos encontrábamos, con ciudadanos que conocían el camino, saludando a excursiones escolares, gozando del frescor del sonido del agua...

Ese día nos alojamos en el Albergue Municipal, el de la Casa de los Cubos. Totalmente adaptado, barato y con muchas plazas. Tiene microondas, algo de menaje y mesas para hacerse la comida. La hospitalera que atendía ese día, muy amable, pero el trato quedó un poco frío, algo normal al tener que atender a más de 100 peregrinos el mismo día.

En Burgos hay muchas cosas para hacer y ver, pese a la ola de calor que estaba aquel día. La entrada en la catedral es accesible, no así la iglesia Nicolas de Bari (recomendada por una ciudadana). Os dejo una vista poco frecuente de la primera.



sábado, 11 de agosto de 2012

16 de julio, desde Belorado hasta Agés.

La primera mitad de esta etapa es bastante sencilla. Entre Belorado y Tosantos, hay un camino de tierra prensada, totalmente accesible. Después hay varios tramos con piedras de diversos tamaños, y cuestas arriba y abajo, que con paciencia y alguna ayuda se pueden pasar con la silla. Al poco de salir de Belorado hay una gasolinera con baños sin ningún escalón, aunque son pequeños para entrar con la silla. 

La entrada a Espinosa del Camino tiene un tramo con baches muy grandes que recomiendo evitar accediendo al pueblo por la entrada de carretera que se encuentra unos metros más adelante de la entrada para peatones. Aqui hay un bar con terraza muy agradable para hacer un descanso, y que también tiene baños sin escaleras, pero pequeños para entrar con la silla.

Después hay dos opciones: salir de Espinosa y continuar por carretera hasta Villafranca Montes de Oca, tramo con un firme bueno para la silla de ruedas pero con abundante circulación, o salir de Espinosa por el camino de peatones, un sendero con cuesta y algunos baches que se pueden resolver caminando despacito y con buena letra. Nosotros cogimos la segunda opción, ya que cuanto menos tiempo al lado de los coches mejor para nosotros. Aunque, hagamos lo que hagamos, la entrada a Villafranca se hace bordeando el arcén de la N-120, y pasando un cartel que indica "TRAMO DE CONCENTRACIÓN DE ACCIDENTES".

En Villafranca Montes de Oca nos encontrábamos a mitad de etapa, y entonces comenzaba la parte dura, correspondiente al famoso Puerto de la Pedraja. Y es que para continuar hay dos opciones, y es difícil elegir la menos mala. Nosotros elegimos el camino de peatones, que continúa por la montaña, por un sendero que alterna piedra pequeña, mediana y grande, fija y suelta, unido a pendientes hacia arriba. Hacia la mitad, se encuentra la famosa "V", o "tobogán", que se ilustro en la fotografía de arriba, una cuesta pronunciada hacia abajo, que termina en un puente de algo más de un metro de ancho, y después una cuesta empinada hacia arriba con un pequeño descansillo en la mitad que nos permitirá recuperar el aliento. Para pasar esta V hace falta estar en buena condición física y psicológica, ya que el efecto óptico al mirar la cuesta arriba, mientras estamos empezando a bajar, es impactante. Después de la V, calculo que faltarían unos 6 km hasta San Juan de Ortega, mayormente en llano o con pequeñas cuestas, pero con bastantes piedras. Además, la reciente tala de los árboles frondosos que había al borde del camino, nos dejó sin protección del sol de mediodía.


Os comentaré la otra opción para salir de Villafranca. Consiste en bordear el arcén por el puerto de carretera hasta que se ve un merendero a la derecha, y un acceso a la izquierda. Continar por este acceso, que es un camino forestal con bastantes baches, que con paciencia y ayuda se pueden solventar. Al final de este camino forestal llegaréis al mismo camino del párrafo anterior, pero sin tener que pasar por la temible "V". He oído diversas opiniones sobre cuál de éstas opciones es mejor.

Realmente, si se va con cualquier vehículo de rueda, en principio parece mucho más fácil ir por la carretera, ya que el firme es mucho mejor por aqui, pese que al final tendremos que pasar por esa pista forestal que deja mucho que desear. Pero por este tramo de carretera hay muchísimo tráfico, tanto de coches como de camiones, y la carretera tiene varias curvas cerradas, y el arcén estrecho. Los vehículos suelen ver a los peregrinos, en su mayoría ciclistas, que van por los arcenes, y se apartan para mantener la mayor distancia posible, pero no podrán apartarse si en ese momento hay otro vehículo circulando en el carril de la dirección contraria. Como he dicho antes, son ciclistas los peregrinos que eligen esta opción, pero también son muchos los ciclistas que por precaución van por la senda de peatones. Además, el paisaje es precioso por los dos lados, pero mucho más por el camino peatonal.




Una vez en San Juan de Ortega, no dudéis en parar a ver su iglesia, que es accesible con la silla. Nosotros no entramos por esta vez, ya que se nos había hecho muy tarde y el sol "picaba". En este pueblo existe un albergue, que hoy día está en obras. Parece ser que uno de los objetivos de las obras es hacerlo accesible para peregrinos con silla de ruedas. Mientras las terminan, podéis pasar noche en una casa rural en el mismo pueblo o, como nosotros, continuar hasta Agés.

Para ir a Agés también hay que elegir. Por el camino de peatones son 4 km por un sendero con bastantes baches y piedras que se pueden hacer despacito y con algo de ayuda. También se puede ir por una carreterilla que va hasta Santovenia de Oca, y desde allí coger una desviación hasta Agés, en total 5 km de carretera sin arcén pero que pasa un coche cada diez minutos. Xabi quiso ir por lo peatonal, porque el asfalto castiga las plantas de los pies, yo me fuí por la carretera porque bastante había tenido con La Pedraja, eso si, me perdí el paisaje del camino peatonal que atraviesa un bosquecillo bastante mono.

Una vez allí, fué bonito el encuentro con Pedro, el hospitalero del albergue municipal, y su familia, quienes nos recordaban del verano anterior. El albergue es totalmente accesible, tiene baño adaptado junto a la habitación común, y aunque normamente se duerme en literas, a petición dispone de dos camas plegables. Los menús son baratos, abundantes y sabrosos, y el trato amable y cercano.

La arquitectura de las casas de Agés es muy vistosa, típica castellana.

viernes, 10 de agosto de 2012

15 de julio, desde Santo Domingo a Belorado

El sábado nos quedamos a dormir en el Albergue de la Cofradía del Santo, que ya conocíamos del año anterior, que tiene unas buenas instalaciones y está totalmente adaptado, con la salvedad del patio interior donde se encuentran las gallinas.
El domingo, después de desayunar en la cocina que el albergue dispone a los peregrinos, nos sacamos fotos con quien pronto sería uno de nuestros mejores compañeros de viaje. Nos encontramos con nuestro amigo Peru, quien vino de visita para acompañarnos en nuestra primera etapa. Nos despedimos de un hospitalero francés cantando Ultreia et suseia.

Durante toda la etapa, el camino es practicable para sillas de ruedas. Existe alguna cuesta pedregosa, pero no demasiado larga ni empinada, y que con apoyo de Xabi pude resolver sin problemas. 

En Grañon encontramos un bar donde paramos para almorzar y utilizar el wc. El wc está al lado de la puerta, pero es pequeño, y el acceso al bar tiene dos escalones, por lo que es necesario levantarse de la silla de ruedas.

Tras nuestra caminata de 23 km, llegamos al albergue Caminante, donde  Belén nos acogió amablemente. Las instalaciones están todas en planta baja, pero los baños y duchas son muy pequeños, y es necesario levantarse de la silla de ruedas para usarlos. Para acostarse tiene literas, y si es necesario puede poner alguna cama plegable. Tiene un patio interior muy agradable donde se sirven las comidas si hace calor.

Por la tarde visitamos la plaza del pueblo, y la calle donde algunos célebres relacionados con el camino han dejado sus huellas.

Tras una cena temprana, acompañados de un bicigrino catalán, dimos por concluida la jornada y nos fuimos a descansar.

jueves, 9 de agosto de 2012

Lo hicimos!!!!

Este año es un buen año, ya que hemos conseguido un objetivo muy deseado LLEGAR ANDANDO HASTA LA PLAZA DEL OBRADOIRO.
El día 12 de julio Xabi salió de casa para hacer tres etapas él sólo, hasta Santo Domingo de la Calzada, volviendo, en autobús o coche, a dormir a casa. En la tarde del 14 de julio mi hermana me llevó a Santo Domingo, donde me reuní con Xabi para ir juntos hasta Santiago. Allí hemos llegado el 5 de agosto.

Me hubiera gustado escribir en este blog las experiencias de cada día, pero a los peregrinos no nos sobra tiempo. Con suerte unas cuatro tardes he podido acercarme a un ciber para mirar internet durante media hora, especialmente para consultar la predicción meteorológica.

Aunque sea a posteriori, os iré contando experiencias de cada día.